La tierra está seca.
Para algunos es curioso, porque ha estado lloviendo toda la noche; podría incluso esperarse que, de repente, alguna semilla diera a luz una tímida planta.
Sin embargo, la tierra está seca.
La lluvia parece que no ha podido luchar contra la barrera de polvo y arena que cubre el suelo.
La tierra está demasiado seca.
En días menos tristes la lluvia hubiera calmado la pena de la tierra, pero ahora no puede, porque tampoco quiere.
Las esperanzas que se pusieron en la lluvia se las ha llevado el viento.
La tierra estará seca.
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