miércoles, 6 de agosto de 2008

El principio y el final del querer


Dicen que el principio del querer está lleno de mariposas; que el querer es ciego y no juzga, ni controla; que está repleto de bolsas de golosinas; que el querer no duele, ni provoca.
En el principio de mi querer hay dolores. No son agudos, no hay retortijones. Es algo más ligero y silencioso, es un malestar.
Mareos veraniegos, quizás.

El final del querer llega sin avisar, como el principio. Éste duele más.

Siempre.

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