domingo, 3 de mayo de 2009

Mi sueño

Había soñado con ella durante semanas.

Se torturaba durante el día y le hechizaba durante la noche. Las pesadillas se repetían con más intensidad últimamente.

Se paseaba desnuda por el pasillo, llamándole,  mientras se golpeaba contra las paredes. Suplicando. Se levantaba alterado y sudoroso. Erecto.


Le atormentaba su imagen desvalida, sus gritos, sus gemidos y su mirada perdida, pero tan profunda.


Ahora la podía ver sentada al otro lado del local, tomándose un café con una amiga y tocándose el pelo con tanta cadencia que no parecía la misma mujer que corría por aquel pasillo cada noche en su cabeza.


Llevaba sentado en la misma mesa durante horas, mirándola, espiándola, escuchándola. Tenía una voz suave y musical. Sonreía con tanta fuerza y tan vivamente que no podía evitar corresponderle también. No parecía la misma mujer débil de sus sueños. Más bien todo lo contrario.


Había coincidido con ella por casualidad - o no-, cuando paseaba a su perro por la avenida, y la vio girar la esquina, camino de la cafetería.


Habían pedido la cuenta y se disponían a abandonar el local. ¿Qué hacer? Si la seguía sería demasiado evidente, si no lo hacía, no dejaría de pensar en ella.


Dejó cinco euros en la mesa y se marchó tras ella. Se dijo que dejaba suficiente espacio entre ellos, aunque no tenía ni idea de lo que estaba haciendo.


La perdió en el metro. Por supuesto.


Llegó a casa enfadado y cansado. Se tumbó sobre la cama y se masturbó con su imagen en la cabeza. Cuando el sueño le venció aún tenía ganas de ella y era incapaz de entender qué locura del destino, azar o coincidencias habían hecho que aquella mujer se convirtiese en una obsesión.


La semana siguiente coincidió con ella de nuevo en la panadería. No pudo pedir las dos barras de pan. Así que se dio la vuelta y se alejó de allí.Caminando tan rápido como podía, no se dio cuenta de que le seguían: ella le seguía hasta el portal de su casa.

- Te has olvidado las llaves en el mostrador de la tienda, - le dijo ella mientras le miraba a los ojos. "Gracias", contestó él con voz suave.


Ella le miró con curiosidad, él se estaba poniendo muy nervioso: le cogió la mano y rodeó con ella su cintura. Se acercó despacio y descansó en su pecho la cabeza, el pelo negro, como el azabache. Él respiró su olor. Y la apretó contra sí. Respiraban agitadamente y sentía su excitación como un castigo.


- Te he visto seguirme tantas veces, te he sentido tan cerca... ¿qué quieres de mí?

- Sueño contigo cada noche desde hace tanto tiempo que he olvidado cómo se sueña. ¿De dónde has salido?

- Llévame contigo.


Subieron los escalones de prisa, casi sin pensar, y en cuanto entraron en la habitación, se desnudaron, se sintieron y se abrazaron. Sin mediar palabra. Sin casi mirarse a la cara. Él la deseaba a morir y necesitaba poseerla como nunca antes a otra mujer.


El sexo fue amargo y les dejó en la boca el sabor de las prisas y el desconcierto de lo sucedido. Él se durmió algo alterado y soñó con ella mientras la abrazaba. Se despertó asustado: no podía respirar. Ella intentaba asfixiarle desde arriba, y tenía la misma mirada perdida y profunda que en su sueño.


La alarma sonó quince minutos después: miró a su alrededor, estaba solo en la habitación y la cama estaba revuelta. Se desperezó, aún conmocionado por el sueño, y se metió en la ducha.

Jamás volvió a verla. Jamás volvió a soñar con ella.



8 comentarios:

Sr. Miyagi dijo...

Me gusta la historia, Cande, y está escrita con elegancia y sensibilidad, pero creo que los cambios de primera a tercera persona, y, sobre todo, de una tercera persona a otra, pueden despistar al lector, obligándole a un sobreesfuerzo adicional. La historia se entiende, pero, en mi caso, he tenido que releer algún párrafo para situarme mejor. Quizá utilizando algún pronombre a tal efecto -por ej: "(El/ella) había olvidado las llaves..." -, o utilizando letra cursiva para diferenciar una voz de otra, ganaría en claridad. En todo caso, es una opinión subjetiva, y a estas horas ya voy fumao (lo cual no ayuda a la comprensión de un texto, precisamente), así que da a mi opinión sólo el muy relativo valor que merece. Por cierto, además de que la historia me ha gustado, como te dije, me parece que tu enfoque de la psique masculina es valiente y certero (esa gayola...). Enhorabuena, comadre.

spulzeer dijo...

Te diré que no es bueno publicar sin releer... está claro... Lo cambiaré, pero acabo de llegar de yoga, necesito una ducha y estoy desfallecida...
Hablamos para mañana.
Besotes, compadre

Lunática dijo...

Me gusta la idea que cuentas, pero sin ánimo de repetir, me he perdido un poco y he tenido que releer... Quizás es mi torpeza de estas horas tras los madrugones de todos los días. Mañana vuelvo a releerlo. Bss.
(Entiendo la sensación tras el yoga)

spulzeer dijo...

Corregidas algunas cosas que me han comentado, volved a leerlo a ver qué les parece.

Besitos

R. Alzala dijo...

Non, ¿por qué lo cambió?
Ahora tendré que releerlo.
Ya :)

El pretérito imperfecto que usas al inicio me ralla sobremanera (demasiado reiterativo para mi gusto), por suerte llega un momento en el texto donde lo cambias, si no me da un algo.
Advierto, esto son simples observaciones, además, la prosa no es mi fuerte.
Creo que dedicando un poco más de tiempo al texto te puede quedar algo bastante interesante (aunque ya lo es) y potente.
La escena del encuentro es muy cinematográfica, me encanta, es como ver una película. Hasta casi me pongo agosto (como en el texto de Lunática).
Tal vez intentaría jugar más entre ese mundo onírico y no onírico.
El uso de la cursiva, como comenta M, creo que sería de ayuda y le daría otro 'rollo' al texto.
Esa parte de soñar dentro de un sueño me quedó ahí sin más, pero es grande, bastante grande y es ahora cuando cai realmente (sí, puedo llegar a ser muy mal lector).
Gracias por el momento, ya no volveré a ver las panaderías con los mismos ojos, ni perseguiré a desconocidas.

reciklaje dijo...

¿quésesto, la versión de manara del último capítulo de los serrano?
¡si por lo menos tuviera dibujos!

spulzeer dijo...

¿eso lo dices porque no nos vimos antes de que te fueras?
:(
Como encuentre un dibujo la hemos cagao!!!

Sr. Miyagi dijo...

Hey, quilla, no había leído la reedición! Sí, señora. Mucho mejor así, más comprensible y diáfano. Aun así, el primer tercio de la narración me sigue pareciendo algo confuso. Es un texto complejo y ambicioso, con muchos cambios tanto de persona como de tiempos verbales y varios saltos temporales, y a veces no quedan del todo claros. Por ej: "(él, suponemos) Se torturaba durante el día y (ella) le hechizaba durante la noche. Las pesadillas se repetían con más intensidad últimamente.

(en ellas, en las pesadillas) Se paseaba desnuda por el pasillo, llamándole, mientras se golpeaba contra las paredes. Suplicando. (él) Se levantaba alterado y sudoroso. Erecto.". Todos esos entrecomillados son lo que el lector ha de suponer. Se entiende, releyéndolo, pero a eso me refería con que obligas al lector a un sobreesfuerzo. No digo que hubiera que utilizar todos esos pronombres a modo de información, pero quizá sí alguno, eso haría más ágil la lectura de esos párrafos iniciales.

A partir de ahí, sí me parece que la narración fluye de un modo claro hasta el final, y además va in crescendo, ganando más y más fuerza hasta el final: duro, desasosegante, Pons. La historia me parece cojonuda, especialmente de la parte del Metro en adelante. Una mujer que aparece así, desde los sueños, debe, por lógica, desvanecerse también como los sueños. Muy buen cuento, Cande.